martes, 23 de enero de 2018

¿Sabes qué es la ley del espejo?

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La ley del espejo afirma lo visto en otras personas como un reflejo real de lo que tienes dentro de ti mismo; es decir si ves cosas en alguien, los que estás observando es un reflejo de lo albergado en ti.

Su fin es el de solucionar problemas, sean graves o simples, con grupos de personas allegadas y pertenecientes a nuestro círculo social. Pueden ser conocidos, compañeros, familiares o amigos.

No obstante, esta ley es algo que debe realizarse desde uno mismo.

El principio de la ley del espejo sugiere el corazón como el origen de todas las cosas.
Allí se albergan las razones por las cuales reaccionamos de cierta manera ante las opiniones o acciones de los demás hacia nosotros.

Un argumento bastante fuerte se presenta con un ejemplo sencillo:
Debemos fijarnos en cómo reaccionan quienes nos rodean con respecto a los comentarios o acciones recibidas. Surgen un montón de sentimientos diferentes en cada persona.

Esto sugiere que la reacción es relativa a lo que yace en el corazón de cada uno.
A través de esta ley se pueden comprender ese tipo de cosas y, a la vez, comenzar por cambiar lo negativo a positivo.

Debemos ir paso a paso hasta reaccionar ante las situaciones de manera más tranquila y libre de pensamientos nocivos para la mente.

Analizar el comportamiento de los demás
Las personas que encontramos en nuestro entorno conforman una parte esencial de nuestra vida y de lo que somos como seres humano.

De ellas suelen molestarnos una infinidad de cosas, lo cual es totalmente normal.
Maneras de actuar, reacciones, mentiras, control externo de familiares hacia nuestra vida… Todo ese tipo de cosas son inesperadas, molestas e incluso tortuosas.
Debemos analizarlas en ese orden de ideas, sin entrar a reaccionar de ninguna forma.

Analizar el comportamiento propio
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Las cosas positivas o negativas de la vida no se albergan únicamente en las demás personas. Nosotros mismos también tenemos una serie de características supremamente relevantes, que pueden agradar o molestar quienes nos rodean.

Para analizarse a uno mismo se debe dejar salir, a flor de piel, el exceso de honestidad, sensatez y sinceridad. Y es que la autocrítica es una de las prácticas más recomendadas, siempre y cuando sea bien utilizada.

Como personas el error no es ajeno a nuestro patrón de comportamiento, pero no debe ser una excusa para justificarlo todo.

Por ello debemos estudiar cómo tratamos a quienes nos rodean y localizar los errores en nuestro propio comportamiento.

Poner en práctica la ley del espejo
Poniendo en práctica lo mencionado anteriormente, ya sabemos analizar a los demás y a nosotros mismos.

Ahora vamos a trascender en el camino para sacarle provecho a la ley del espejo:
Para ello basta con elegir una sola persona. Esta debe sernos de muy poco agrado, así el ejercicio será mucho más relevante.

Teniendo al sujeto en mente (alguien con el cual no sentimos empatía y creemos que nos ha hecho mucho daño), elaboramos una lista con todas las cosas positiva por las cuales le debemos agradecer.

Al terminar la leeremos en voz alta, imaginándonos que se lo estamos diciéndo todo a esa persona.

Contactar con el sujeto
La ley del espejo sugiere reparar los lazos con quienes nos rodean. De tal forma, nuestro corazón irá dejando de lado los pensamientos destructivos y la empatía florecerá paulatinamente.

Una vez en frente de esa persona le mencionaremos la lista de cosas positivas y, si es necesario, pediremos perdón.

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