Todo lo que emites afecta tanto positiva como negativamente a los demás. Y por consiguiente, eso genera reacciones de los demás.
¿Qué sucede cuando lanzamos una piedra a un estanque? Se producen ondas que se expanden. El alcance de estas ondas depende del tamaño de la piedra y de la fuerza con la que la tiremos.
¿Qué sucede cuando lanzamos varias piedras al mismo estanque? Se comienzan a propagar múltiples ondas en simultáneo, haciendo que una choque con la otra. La dirección de cada onda se desvía de su curso natural producto del choque con las demás.
Las personas son como las piedras que se lanzan al estanque de nuestra realidad. Cada acción y decisión que tomamos provoca ondas de diferente efecto y duración. Pequeñas acciones provocan pequeñas ondas de expansión. Grandes acciones provocan grandes ondas de expansión. Lo que tú haces impacta a otras personas. Lo que otros hacen provoca un impacto en ti.
Las ondas que emitímos durante episodios de enojo, angustia, frustración e impotencia perturbaba el estanque de la persona con la que me enojo, provocando una respuesta similar de su parte y así ella conmigo.
Cuando nos sentimos enojados, angustiados o frustrados comenzamos a provocar ondas violentas e hirientes en nuestro estanque. Y aunque a veces no lo parezca, esto perturba el agua de todos aquellos que tienes cerca. Los estados de ánimo suelen ser contagiosos.
Es momento de responsabilizarte por las ondas que emites hacia tus alrededor. Decide conscientemente qué tipo de ondas quieres propagar entre tus allegados y qué tipo de ondas quieres que los demás reciban de ti. Y cuando sientas que una onda de enojo te salpica fuerte en la cara, sé consciente nada más de este ciclo y déjala pasar. De nada sirve propagar más ondas de enojo y seguir ensuciando las aguas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario