La utilización de musicoterapia durante el embarazo,
el parto y el primer año de vida del bebé, tiene como finalidad prevenir
alteraciones emocionales y de conducta uterina así como mejorar el
canal de comunicación entre la madre y su pequeño hijo.
Armoniza las relaciones de ambos, rehabilitarlos entre
sí y entrenarlos para acoplarse a los otros ritmos exteriores del reino
vegetal, animal, personas, eventos y entidades superiores.
Las situaciones traumáticas del mundo externo
hacia la madre o los factores intrínsecos del cuerpo o de la mente
de la madre pueden dificultar esta relación madre-feto.
Este vínculo puede mejorarse y nutrirse. Si se ayuda a la
madre a lograr una armonización y a descubrir el vínculo entre ella y su hijo,
se podrá aumentar la capacidad comunicativa entre ambos, se potenciará un mejor
parto y una óptima relación durante el primer año del bebe.
La relación vibratoria que se guarda desde el momento de la
gestación ha establecido un vínculo tan importante que uno reconoce los cambios
en las vibraciones del otro.
Existen pruebas que se han desarrollado con recién nacidos
donde se puede calmar su llanto al escuchar un disco con el sonido del latido
cardíaco. Esto se denomina “imprinting” auditivo del latido cardíaco de la
madre, también se ha comprobado que después de exponer durante 4 días a varios
niños recién nacidos al sonido del latido cardíaco, estos niños lloran menos y
ganan más peso que los demás.
El feto, a medida que se desarrolla, va adquiriendo la
sensación del latido del corazón. Toda alteración de este pulso rítmico
equilibrado y armónico del suministro de sangre a través del cordón umbilical,
provoca estados de estrés o de alarma fetal, por tanto, nos
encontramos con la primera experiencia de estrés asociada a un factor sonoro y
de movimiento.
El feto reconoce los ruidos específicos de su madre, incluso
su voz, de manera que el niño reconoce y hace inteligibles las palabras de su
madre y nadie más. Lamentablemente, la gran cantidad de estímulos que recibe la
madre desde el exterior, sobre todo si vive en lugares muy urbanizados (ruidos
de la calle: automóviles, voces, televisión, estrés al que esté sometida por su
trabajo, etc), le impiden cada vez más el contacto y la comunicación con su
hijo. Por ello es muy importante que la madre desde el conocimiento de su
embarazo, tome la conciencia de la gran responsabilidad que supone ir creando
ese ambiente tranquilo y relajado, que permitirá a su hijo un desarrollo sano y
feliz, que será de una importancia vital para sus primeros años de vida.
Cuando la mujer embarazada se encuentra expuesta a fuertes
vibraciones constantes es necesario que se aparte de ellas porque pueden ser
muy perjudiciales para la sensibilidad tan delicada de su pequeño. Un caso
especial lo constituyó una mujer pianista, ella tuvo que abandonar el ejercicio
del piano a partir del sexto mes debido a las intensas sacudidas del feto.
El niño, a través de las vibraciones percibidas de su madre
acelera o relaja su ritmo cardíaco. Si su madre se encuentra en estado de
estrés, el cambio en el pulso de ésta le afectará y es probable que al nacer
refleje está situación en su propia persona.
Está también comprobado que el niño mama más tranquilo
cuando lo hace del pecho donde escucha más claramente los latidos del corazón.
De la misma forma, el ritmo de succión de un recién nacido va de acuerdo al
ritmo de sus propios latidos.
Por este motivo es importante que la futura madre aplique
técnicas de musicoterapia para crear un ambiente cálido, amable y armonioso
para así establecer una buena comunicación con su bebé a través de sus
vibraciones físicas, emocionales, mentales y espirituales.
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