No debemos caer en la trampa de buscar recetas infalibles
porque no las hay, este artículo sólo pretende dar unas pocas orientaciones que
sirvan como base.
1.- La memoria de nuestro árbol genealógico
La familia está viva en la piel, en el cuerpo, está
hablando. Hasta tal punto que podemos reconocer a nuestro árbol por la huella que
este ha dejado en nosotros…
Esa “cierta especialización” de la que hablábamos, en la que
los estratos de nuestro árbol genealógico vive en cada uno de nosotros se
podría expresar así, muy a grandes rasgos:
*Parte derecha del cuerpo-rama paterna
*Parte izquierda-rama materna
*Hombros, cabeza -bisabuelos
*Tórax y brazos -abuelos
*Desde la cintura a las rodillas-padres
*Desde rodillas a plantas de los pies-hermanos.
2.-La memoria biográfica personal
Desde la manera en la que somos concebidos, hasta el efecto
que nos ha causado la regaña del jefe, pasando por el tipo de parto, como nos
han acariciado de niños, todo queda escrito en el cuerpo. Por ejemplo,
consideramos que el peso de la culpa se asienta en la parte alta de la espalda
y los traumas infantiles en los pies. La piel es un gran lienzo en la que queda
escrita la historia de nuestras relaciones con el mundo.
3.- Los mensajes que el sabio interior nos envía a través
del cuerpo
Nuestro cuerpo es el mapa físico de nuestra conciencia, un
fiel reflejo de cómo funcionamos en las distintas áreas de la vida. Cualquier
síntoma físico es una oportunidad para hacernos conscientes de que hay un área
en nuestra vida que necesita atención
El cuerpo en su totalidad se inclina al andar: hacia atrás o
hacia delante
Estaremos huyendo del pasado si caminamos inclinándonos
ligeramente hacia delante
Si nos inclinamos hacia atrás al andar tenemos miedo a
entrar en la vida, somos unos cobardes
La cabeza también puede simbolizar al padre y a todos los
ancestros varones.
Caminar con la cabeza por delante es igual a no reconocer
nuestros deseos, andamos refugiados en el intelecto.
Los tumores cerebrales tienen que ver con los secretos
escondidos del árbol.
Las migrañas con las retenciones sexuales.
Los ojos como conjunto son de carácter masculino.
El ojo derecho es el intelectual, el racional. El izquierdo
es el del corazón, el ojo profundo, el de la receptividad.
La boca y las orejas simbolizan el linaje materno (son
receptivas).
La sordera en el oído izquierdo puede ser algo que no quiero
escuchar del linaje femenino
Los dientes picados son el resultado de la rabia no
expresada
La garganta es el canal de expresión y de creatividad
Tras una amigdalitis se esconde el miedo, las emociones
reprimidas y la creatividad sofocada.
El pecho: aquí está la relación corazón-emociones
Si no nos han amado desarrollaremos un pecho endurecido e
insensible
Las manos son el símbolo de la elección
La mano derecha es el símbolo de la elección racional, sin
fe. La izquierda es la intuitiva.
Las uñas son nuestras defensas simbólicas…¿Heredamos uñas de
mucho grosor?
La espalda: los problemas simbolizan que cargas a los
padres.
Si no nos acariciaron de pequeños podemos sufrir una
desviación de columna
En la espalda se van archivando los conflictos no resueltos
de nuestro pasado:
-En la parte lumbar está la conexión con nuestra sexualidad
y creatividad (los padres)
-En la parte dorsal es la conexión con nuestra parte emocional
(los abuelos en el árbol)
-En la parte cervical nos conectamos con nuestro intelecto
(los bisabuelos)
El vientre: la madre y todo lo que “digerimos de la vida”.
Los problemas de estómago están asociados al miedo, a la
angustia y la ansiedad.
La pelvis se conecta con la sexualidad y con nuestros padres
El miedo a la sexualidad puede traducirse en una pelvis
movida hacia atrás.
Las rodillas nos muestran nuestra flexibilidad, nuestra
adolescencia.
Si vivimos encerrados en nuestro castillo, inflexibles,
sufriremos con las rodillas.
Los pies simbolizan el territorio, conectados con nuestra
hermandad.
Cuando no estamos viviendo nuestra vida, caminamos como un
ladrón sin hacer ruido.
Si somos hijos de padres divorciados, o separados…las puntas
de los pies se separan.
Vivimos una época de regresión a la infancia…las puntas de
los pies miran hacia dentro.
Cuando los pies se inclinan hacia fuera nos señalan que no
tenemos un lugar en el mundo.
Somos un espíritu que utiliza un cuerpo de vehículo para
pasearnos por esta vida, pero él no es una carrocería inerte, cada célula
contiene lo que fueron nuestros ancestros y lo que somos nosotros. Y no
olvidemos lo que dice el proverbio chino: “Nada sienta mejor al cuerpo que el
crecimiento del espíritu”.
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